
En un acto conmovedor de solidaridad y vocación de servicio, la patrullera Luz Adriana Acosta Madera, de la Policía Nacional, está marcando la diferencia en la vida de dos jóvenes de escasos recursos económicos, ayudándolos a alcanzar su sueño de convertirse en Policías.

Con apenas 28 años de edad, Luz Acosta, oriunda de Ayapel, Córdoba, y la hija número dos de tres hermanitas, ha dedicado cinco años de su vida a la institución policial, siendo un ejemplo de entrega y profesionalismo. Actualmente desempeña su labor en Caldas, donde lleva tres años como gestora de prevención y educación ciudadana, promoviendo la seguridad y el bienestar de la comunidad.
La historia de Luz, es un testimonio de dedicación y empatía hacia su comunidad al abrir las puertas de su hogar a dos jóvenes de su municipio natal, Ayapel – Córdoba, cuyo sueño es ser patrulleros. Conmovida por sus historias de vida, ha decidido brindar una oportunidad única a quienes, a pesar de enfrentar obstáculos económicos, sueñan con servir a su país a través de la Policía Nacional.

“Es un privilegio poder contribuir al futuro de quien lo necesita. Como policía, estoy comprometida no solo con el mantenimiento del orden, sino también con el desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad, porque mi misión va más allá, Abrirles las puertas de mi hogar fue mi forma de protegerlos y alejarlos de los peligros que enfrentan en su comunidad”, expresó la Patrullera Luz Acosta.
La iniciativa de esta mujer Policía ha sido recibida con gratitud y admiración por parte de la comunidad local, destacando su compromiso e impacto positivo en la vida de aquellos que más lo necesitan.

Desde entonces, Luz ha asumido la responsabilidad de costear todos los gastos relacionados con el proceso de inscripción, utilizando su sueldo y organizando rifas para reunir los fondos necesarios. Además, ha contado con el apoyo solidario de algunos compañeros Policías en la ciudad de Manizales, quienes se han sumado a esta noble causa.
La historia de Luz Acosta, es un testimonio inspirador de cómo el amor por el prójimo y el compromiso con la comunidad pueden transformar vidas y construir un futuro lleno de esperanza y oportunidades.

“Quiero que estos jóvenes sepan que no están solos en su camino hacia sus sueños. Mi compromiso es acompañarlos y brindarles las herramientas necesarias para que puedan alcanzar sus metas. La gratitud de sus padres y hermanos es mi mayor recompensa”, finalizó con emoción la Patrullera Luz Acosta.
